Un soplo fuerte, inesperado y frío,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estío...

M. Hernández

miércoles, 25 de enero de 2012

A modo de esperanza




Es difícil. Muy difícil entrar en este tercer mes de cautiverio y aparentar o al menos querer parecerlo, que podemos seguir ocupados en nuestro trabajo o  amando a nuestros hijos, o sonriendo cada mañana en un espejo cualquiera y pensar que no hay nada más.

Y si alguien te preguntase puedes responder con timidez que sí es cierto, que estabas allí en aquel momento del secuestro parapetado por la perplejidad de la impotencia y recogido –casi oculto- en la suerte de que no te tocó a ti.

Es como si el cerebro se plegase un poco más de lo habitual en sus arrugas fronterizas y no hubieras querido estar allí,  o al menos no recordarlo,  que siempre es la forma más liviana de no estar o de no haber estado nunca.

De la misma forma que se evitan los inconvenientes previsibles en la vida diaria,  a veces el pensamiento no te quiere llevar por algunos senderos de la memoria.

Muchas veces, el pensamiento puede ser lo más traicionero que existe…o probablemente esa huida permanente de los obstáculos  más molestos es sencillamente un signo de supervivencia.

Se huye del horror y la impotencia con la misma facilidad que se busca el calor de la felicidad más presumida.

Pero no, la realidad es algo inalterable y que cae con fuerza siempre en el sumidero de nuestros sueños. La realidad es algo pétreo y permanente que vuela siempre culpable en la red consentida de la presunción. Presumimos de tantas cosas en el baúl óseo de nuestras cabezas galopantes.

Apenas los sueños remontan el vuelo y el mar de lava de la realidad nos acorrala sin compasión.

La realidad nos dice que hace tres meses ustedes no están con nosotros.
Y nosotros, vuestros compañeros, vuestros amigos… el sufrimiento de las familias…. ¿dónde están?

Todos vuestros conocidos que mantienen sus pensamientos alquilados diariamente en vuestros desiertos desconocidos, visitantes discretos de tantos recuerdos  diferentes en grado sumo a las mil preocupaciones que surcan a diario la ensalada de la vida diaria……. ¿dónde están?

Y sé que parece una locura, pero nuestros recuerdos os visitan a diario y comparten con vosotros la incertidumbre de vuestra situación, y de forma paralela vuestro deseo de estar con nosotros, vuestro deseo de libertad, nos fortalece a todos. Seguimos aquí inalterables como el primer día. Perplejos ya ante estos más de 90 días  de este sendero impuesto por unos delincuentes a los que únicamente podemos ofrecer un plato de indiferencia.
Vuestro recuerdo, nos cubre como una lluvia ligera en la caída fantasmal de cada día que pasa, refrescante y renovadora en la esperanza.

Indiferencia para ellos y esperanza para todos nosotros.

Es un sendero difícil, una comida amarga la que nos han servido. Un medicamento complicado que perfora tráqueas y deja en nuestra sangre algunos trazos de rabia acumulada.

Digestión amarga y pausada sin dudas.

Pero disgregados en esos dos pensamientos, uno cobarde o de supervivencia y el otro viajero y asentado fuertemente en vuestro recuerdo, puedo decir que el segundo ya nos desborda.

Nosotros no somos políticos ni analistas, ni entendemos de causas perdidas o encontradas. Somos gente sencilla que lucha cada mañana y por las tardes cree en un mundo mejor.

Y sencillamente desde este recuerdo que se mantiene firme y valiente como el primer día, pedimos vuestra libertad.

Allí donde estén, ánimo y esperanza.

Que sepan que no están solos y que otros senderos de la vida nos encontrarán nuevamente.

Desde el sentimiento para el sentimiento como única arma irreprochable en estos momentos, un saludo.