Un soplo fuerte, inesperado y frío,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estío...

M. Hernández

martes, 20 de marzo de 2012

La alfombra de la vida

Recuerdo, cuando era pequeño, que había en mi pueblo una sala de cine y los domingos asistíamos a las películas que llegaban en aquellos momentos.

Eran tiempos probablemente más simples que los actuales.Era otra realidad, y al inicio de aquellas películas - en una historia que se llamaba el NODO - aparecía siempre un señor gordito y calvo inaugurando pantanos y carreteras. Entre cintas de inauguración y sonrisas varías, más tarde nos enteramos de que la política ensalza a los poderosos hasta que caen o se los lleva el río de la historia.
Eramos niños, y la vida pasaba fugazmente igual que la ficción de una película.
No era previsible que nada interrumpiese toda aquella ficción. Nunca un niño puede pensar eso.

Pero además del señor gordito y calvo, había otro que lo veía todo y estaba en todos lados, especialmente en los altares. A veces sonreía y tendía la mano, y en otras ocasiones tenía una voz grave y dejaba su trayectoria en forma de amenaza.Además lo sabía todo, como los diccionarios. Hablaba de vez en cuando de lugares llenos de llamas, castigos y carboneros cansados hasta el hastío.

Estos dos señores, marcaban la existencia igual que el reloj del pueblo marcaba las horas pesadamente.

Y en aquel cine, yo pensaba siempre que el ojo del señor de los altares se abría desde un pequeño orificio y proyectaba la película.Y en el cuarto de la luz -allí arriba-, entre las bobinas (una que aumentaba y otra que disminuía), había un ratón que saltaba y saltaba recorriendo toda la cinta.No se perdía ni un fotograma. Probablemente entre el señor de los altares con su ojo que lo ve todo, y el ratoncito que viajaba y viajaba había algún pacto difícil de entender.
Yo me imaginaba que era el ratón, sencillamente era más divertido.

Más abajo, el gordito seguía inaugurando pantanos entre discursos inaudibles y prometía paraísos por la gracia de dios.

Así me he imaginado yo la vida un poco más tarde, como una gran alfombra sobre la que vamos caminando y el extremo anterior se va haciendo más pequeño y el posterior va aumentando al mismo tiempo.Como si de dos bobinas de cine se tratase.Dos bobinas que se van pasando la cinta de una a otra.
Nuestra alfombra disminuye por delante y se engorda por detrás.
Según donde naces, la alfombra es más o menos ancha.Si naces en un poblado de África apenas llevarás gran cosa, pero si naces en Europa te llenarán de infinidad de "cacharros" que probablemente no sirven para casi nada, y por ello te hace falta una alfombra más ancha donde dejar tanta cacharrería. La gente que lleva una alfombra más ancha, suele estar más estresada y casi siempre de mal genio. Los que tienen una alfombrita más estrecha suelen sonreír mucho más.
Y así circulamos con nuestra alfombra, igual que el ratoncito entre las dos bobinas del cine.

Nuestra alfombra tiene un combustible que hasta ahora no se compra en lado alguno -aunque parezca mentira-.Vamos cargando sueños en la parte delantera y recogiendo recuerdos y recuerdos en la parte trasera. Pero con la edad, los sueños se producen con menos frecuencia y uno mira muchas veces hacia atrás para ver solo memoria y más memoria. Nuestra cabeza giratoria se mueve ya con mucha frecuencia hacia atrás para ver todo aquello que supimos hacer.
El futuro se va olvidando, por decirlo de alguna forma y más allá de la alfombra mágica solo espera cierta incertidumbre difícil de entender. Muchos lo han intentado, entender algo de toda esa laguna imperceptible, pero aparte de vivir del cuento en muchas ocasiones seguimos igual que hace diez mil años, temiendo a ciertas cosas y volviendo a temer con otro poco de fuerza más o menos.

Pero si nos quedamos en nuestra pequeña alfombra -para qué ir más lejos, la verdad-, lo que me preocupa son los sueños, ese gran combustible que mueve el mundo ya sea para bien o para mal, pero que lo ha movido de forma impalpable durante tantos y tantos milenios de la consabida "civilización".

Mis sueños, los míos, la verdad que se han oscurecido desde hace unos meses….y se han cubierto de una gran nevada de invierno, como si yo fuera un oso solitario recorriendo senderos y montañas buscando un lugar donde dormitar y pasar este frío invierno.

No es que los sueños han desaparecido, más bien se han reconvertido. Se han transformado en un gran sueño donde esta vuestra sonrisa -las palabras y las risas de vosotros tres-. A veces, surgen palabras que nos recuerdan el mundo y algunas alfombras del desierto en la caída de la tarde y parece como si el tiempo -ese gran engaño consensuado- se hubiera detenido.
A veces, muchas veces…..solamente los desiertos consiguen imaginar tanta alegría.

Es curioso, mi alfombra desde hace ya algún tiempo.. tenía su bulto anterior ya muy disminuido, muy pequeño….y casi más allá adelante se veía desnudo el esqueleto de cierto abismo programado.
Pero últimamente este bulto ha crecido en un gran capricho incomprensible. Ha crecido y se ha llenado únicamente de la palabra libertad, de vuestra libertad.

Tengo miedo últimamente, y me sujeto fuertemente a la alfombra de la vida, no me vaya a caer en el vacío que nos observa un poco más allá por todos lados.

Pero mi gran sueño -vuestra libertad- os aseguro que lo llena todo.
Sencillamente, es nuestro tiempo.

Un gran abrazo a todos.

miércoles, 7 de marzo de 2012

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Este pasado fin de semana ha sido un periodo de mucha tensión.
En diferentes medios de comunicación se hablaba de la liberación real o inminente de Rossella.
El abánico de informaciones, así como el vendabal de cortinas de humo que se levantó nos ha dejado un mal sabor de boca a sus compañeros y amigos.
Y no podemos imaginar, el sufrimiento de las familias.

Tampoco sabemos si todos estos temblores informativos pueden sugerir algo más aparte de llenar algunas páginas en los medios más conocidos.

Desde este humilde lugar, no queremos aportar nada más al respecto.En realidad todo lo dicho -verdad o mentira- ya es más que suficiente.
Esta página no entiende de conjeturas sino de sentimientos.

Nos sentimos muy cansados, me imagino igual que las familias.

Sólamente presumir de la viveza del recuerdo de ellos tres, en cada minuto del día.

Como siempre, sólo puedo decir dos cosas

No os olvidamos
Os esperamos.

Y para las familias mucho ánimo en estos momentos

saludos