Un soplo fuerte, inesperado y frío,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estío...

M. Hernández

viernes, 19 de julio de 2013

Creo que ha llegado la hora de la despedida

Desde aquellos 10 y 23 de octubre del 2011, nos han sucedido muchas cosas.Seguro que la vida nos ha dado algún revés, alguna alegría también y seguro seguro que hemos aprendido de nosotros mismos, esa fina pelicula que nos va recubriendo todos los días y que al final es lo único importante.

Estamos hechos de tantas capas y más capas que se van quebrando y mezclando todos los días, que con el paso del tiempo no nos reconocemos.No hay hasta el momento espejo alguno para fotografiar el alma, ese ser tan escurredizo como el mismo tiempo.
Pero dicen que haberla, la hay.

Nada resulta transveral, principal, original o sencillamente primordial aunque lo queramos creer todos los días como si a un salvavidas de naúfrago nos agarrasemos, como si en cierto ideario de catecismo hubiera imágenes concebidas hasta el exceso.
Es una pelicula a de varias pantallas, y todo se ve relativo, todo diverge y converge en una danza no escrita, tal vez sencillamente creada con el azar como única estrategia posible.Poco de lo previsible conquista el futuro y los sueños preteritos se convierten muchas veces en una decepción tras otra, como si un rosario de manos tanteadoras que no acaba nunca nos pretendiese permanentemente.

La vida se convierte así, en un maltrato divertido en el mejor de los casos.
Normalmente nos acompaña el amor, o el cariño de los cercanos que no es más que un amor dilatado, escrito con esmero en el tiempo.
Los pasillos de la vida se suceden, aparecen ventanales luminosos con la sonrisa de los niños y en alguna sombra se encuentran siempre las figuras plácidas de la vejez.
La vida no es un camino, más bien representa un prado sin rumbos preconcebidos.

A veces también nos puede unir el amor y el espanto, en el peor de los casos.
De repente un día, nos damos cuenta, que de una forma incompresible el mundo es un lugar peligroso, y parece que un punto de inflexión se marcó imperativamente.
Algo así nos ocurrió a un grupo de amigos en esas fechas mencionadas al principio de este texto.

Pero si inicalmente estábamos desnudos en un baño de rabia e impotencia, poco a poco fue surgiendo un hilo fino y compacto.Realmente apareció un secuencia de lágrimas y sonrisas que llenaban todos los rincones y manejaban con soltura las noticias de aquel momento.
Nunca perdimos la esperanza, esa tubérculo anclado en lo más hondo NO de una vida adjetiva, sino de cierta vivencia protgonista, sustantiva.
Se recogió de la basura de un momento atroz la simpatía de la esperanza, y de ahí vino el nombre de este blog.Un modesto blog que pronto pertenecerá al olvido, la única causa posible en el diálogo del tiempo.
Pero aquella esperanza que nunca osamos perderla nos hace creer en un mundo mejor.
Entiendo que en los tiempos actuales esto no parece tener sentido, donde los valores se han vuelto en espectadores de nosotros mismos.Todos esos cacharros que nos miran y nos dicen que somos felices en su mirada fotográfica.
Somos como una vedete con un mundo impasible que nos mira, una vedete triste..claro, como esas muñezas antiguas de porcelana olvidadas en los desvanes familiares.
Pero nosotros, los cooperantes y otros muchos más -a veces pienso que es un auténtico ejercito- creemos realmente en un mundo mejor, probablemente aportamos una ramita pequeña a la presa inmensa de esta ilusión, o sonreímos con otra sonrisa en algún lugar totalmente olvidado del mundo...o en muchos casos patinamos en equilibrios peligrosos en los pantanales del horror.Mucha cosas nos son posibles.

No somos gente especial, vivimos y morimos con el miedo cotidiano en el día cotidiano, pero tal vez la mirada, el punto de vista...cierto angulo...cierta luz nos empuja siempre a pensar que la desgracia no puede ser lo normal, que pensar en negativo en confabulaciones de dispensario no es lo normal.Debe haber alguien que piense como nosotros también.

Nosotros, durante 268 días con unos , y hasta justo ayer en la última liberación con Montse y Monserrat, nunca dejamos caer la mirada en el espasmo de la duda.
Estábamos seguros de que cierto horror impuesto terminaría bien.
La esperanza era el único camino posible y nosotros eramos el camino, no había otro.
De alguna forma extraña, sin romper el molde ....fuímos creados para crear esperanza, con los hechos o con la palabra, no pudimos dejar de montar humildes sonrisas unas detrás de otras.
Crear esperanza no es fácil, pero es curioso que al final uno mismo es la esperanza, en un transformación curativa.

Cada uno puede hacer lo que quiera, ver los digitos carismáticos de la cuenta de un banco todas las máñanas o imaginar sonrisas por crear en los días cercanos.

No perdimos nunca la esperanza de la misma forma que mucha gente que vive en la precariedad o en la pobreza en el mundo tampoco la pierden.Y ahora últimamente también está pasando muy cerca nuestro, no en lugares alejados, con esta crisis que golpea realidades y sueños....y que es un oportunidad para ser también más solidarios.Hacía algún tiempo que no compartíamos necesidad y no viene mal de vez en cuando.

No voy a extenderme mucho más, sencillamente mandar un abrazo a todo aquel grupo ya disperso por el mundo que vivimos aquel momento y lo mejor de lo mejor para aquellos cinco que perdieron un trozo de su libertad sencillamente por crear sonrisas.

Nada hemos olvidado y con ello vivimos todos los días, sin rencor ya que no somos gente de ese tipo.

Saludos a las familias que llevaron todo un tiempo con gran enterza y para ellos cinco la mejor suerte del mundo.

De los constructores de esperanza, un saludo.

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