Un soplo fuerte, inesperado y frío,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estío...

M. Hernández

domingo, 6 de mayo de 2012

¿Qué puede temer un pueblo acostumbrado a esperar?

Suena la llamada a la oración. Son las seis de la mañana. Falta poco para que la casa despierte. Nos dejarán dormir un poco más.

Zeini nos agasaja con un buen desayuno mientras Zuein empieza con el ritual hiptónico del té: el primero, amargo, como la vida; el segundo, suave, como el amor; el tercero, dulce, como la muerte.

Los niños saltan sobre nosotras y nos espabilan con sus risas. Arranca un día más en el desierto. La vida transcurre despacio. ¿Qué puede temer un pueblo acostumbrado a esperar? Son ya más de 30 años de espera. Más de 30 años esperando a volver a la tierra arrebatada.

Donde hay silencio, hay olvido. Corramos la voz y no les abandonemos en este desierto de silencio.

Todos los participantes firmaron un manifiesto de apoyo:

"Hemos aprendido de los saharauis que la dignidad no conoce plazos y que la lucha pacífica de este pueblo por retornar a su tierra no cesará hasta que se les devuelva lo que les pertenece por derecho. Hemos aprendido de las revueltas árabes que las palabras son llaves en el motor de la voluntad y la voluntad de la gente unida puede tumbar regímenes que parecían eternos. Hemos aprendido que la vida de los pueblos es más larga que la de los dictadores que los oprimen", reza el texto, escrito por el actor Juan Diego Botto.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/06/solidaridad/1336305826.html

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