Un soplo fuerte, inesperado y frío,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estío...

M. Hernández

domingo, 14 de octubre de 2012

El desierto malí, del olvido al radicalismo islámico

El inhóspito desierto del norte malí no ha sido testigo de mucha bonanza en los últimos años. La sequía, la presencia de los radicales de Al Qaeda en el Magreb Islámico (Aqmi) desde la década de los 90, el secuestro y en algunas ocasiones asesinato de rehenes occidentales, el tráfico de drogas y de armas, la huida de las organizaciones no gubernamentales de la zona, la interrupción del turismo en esa zona del planeta por motivos de seguridad y las consecuencias de la revuelta tuareg para la liberación de Azawad han hundido cada vez más a los "hombres azules" y a quienes cohabitan con ellos.

La tensión en Gao, Tombuctú y Kidal –las tres ciudades más importantes del norte malí- no es nueva. Cierto es que ahora están controladas por grupos terroristas y que la población local huye de ellas para escapar a la sharia de los extremistas. Pero la presencia de radicales en esta zona tampoco es una novedad. Es allí donde los miembros de Aqmi se abastecen desde hace años y por allí campan a sus anchas.

Hace tres años, cuando los radicales escondieron en su madriguera del norte malí a los tres cooperantes catalanes secuestrados en Mauritania, ya no quedaban prácticamente blancos en Gao, Tombuctú o Kidal. La situación económica de la zona, además, era totalmente precaria. Los tuareg y los bambara del norte vivían con menos de un euro al día. Lo justo para mal comer. Y entonces, sus habitantes reclamaban un Plan Marshall para evitar que su territorio se convirtiese en otro Afganistán.

La presencia del Estado en el desierto malí era (es) nula. Y el desarrollo de la región, inexistente. La ausencia de estructuras estatales benefició a los terroristas, que hicieron de esa zona su santuario sin encontrar resistencia. Muchas voces señalan que durante todos estos años han convivido en paz con la población local, que para salir de la miseria han actuado de proveedores de Aqmi.

La población del norte de Malí representa un 15% del total de habitantes del país, unos 15 millones. "Los terroristas solo han tomado tres ciudades, de menos de un centenar de kilómetros cuadrados, cuando nuestro territorio es de 8.900", destaca en una cafetería de Rabat Mossa Ag Attaher, coordinador de la Acción diplomática de Azawad en Europa. Y sigue: "En Tombuctú viven 7.000 personas, y en Gao unas 10.000; el 80% de nuestro pueblo es nómada". En el recuento de refugiados, habla de 800.000 en Burkina Fasso, 300.000 en Mauritania y hasta 5.000 en Níger.

En la plaza pública

El pueblo tuareg del norte de Malí vivía sumido en la miseria, pero hasta hace poco vivía en paz. "El control de esas ciudades por parte de los terroristas lo complica todo; han llegado a amputarle la mano a gente acusada de robos". Ag Attaher explica que si Azawad consigue conformar el Estado por el que lucha, éste será democrático, tolerante y habrá una clara separación de la religión y la política. "Queremos reafirmar el rol de la mujer en la sociedad, y que se respeten las libertades colectivas e individuales".

Proponen un referéndum de autodeterminación en el marco de Naciones Unidas (ONU) para decidir "si queremos ser independientes; ni Francia durante el colonialismo, ni luego Malí nos dieron la oportunidad de decidir por nosotros mismos".

Desde la independencia en 1960, "Malí nunca ha tratado bien a nuestro territorio, hay dos 'Malís', el que tiene derechos y el que no, el que se ha marginado".

Pero ahora todo va a peor. Las mujeres están obligadas a cubrir todo su cuerpo excepto sus manos y sus pies, no se puede jugar a fútbol, beber alcohol o fumar, ni ver la televisión. Se contemplan los latigazos, amputaciones y lapidaciones. Para más inri, en la plaza pública. A la vista de todos. Así toma forma el escarmiento de unos habitantes que siguen abandonando todavía sus pequeños negocios y sus raquíticos hogares para instalarse fuera de su desierto hasta que desaparezcan de ellas los terroristas.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/13/internacional/1350159008.html

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